Es importante mantener una dieta sana durante todo el año, pero especialmente en los cambios de estación. Parece que ayer empezó el verano y ya está apunto de empezar el otoño.
Es el momento de retirar de nuestros platos las frutas de temporada como el melocotón, la sandía o la ciruela; las verduras de hoja y el gazpacho y dar paso a los productos típicos de otoño, las setas, las castañas y la calabaza, por ejemplo. Eso sí, debemos continuar hidratándonos, siempre con agua, al menos 2 litros al día. Conviene evitar comidas copiosas, incrementar el consumo de legumbres, pescado azul, frutos secos y rojos.
El cuerpo necesita que le demos alimentos ricos en vitamina C. Entre sus funciones, cabe destacar que favorece la absorción del hierro de los alimentos y que es antioxidante. Aunque una alimentación saludable y equilibrada nos aportará los niveles adecuados de esta vitamina, una alimentación más frugal de la habitual, debido a las temperaturas y la menor cantidad de horas de luz, hace recomendable el consumo de esta vitamina.
Los frutos rojos son muy interesantes, debido a su elevado contenido en vitamina C y antioxidantes que nos ayudan a protegernos de enfermedades como el cáncer, enfermedades cardiovasculares o a mantener la memoria y reducir el estrés y la ansiedad.
Una forma sana de tomar las vitaminas que necesitamos puede ser en forma de batidos con frutas típicas del otoño. Los mejores batidos para esta época del año son los que contienen frutas como la fresa, las frambuesas, las moras, las cerezas, los arándanos y los cítricos (limón, pomelo y naranja), ya que contienen flavonoides y otros fitoquímicos que ayudan a prevenir enfermedades. Además, son ricos en antioxidantes y vitaminas C, E y A que contribuyen a prevenir el envejecimiento celular y los problemas cardiovasculares.
Por otra parte, es importante reanudar la pauta de ejercicio físico. Hacer deporte y realizar actividades físicas es un modo excelente de ayudar a la salud física y mental. El ejercicio físico ayuda a regular la respuesta de nuestro organismo a nivel hormonal y esto mejora nuestra capacidad para descansar mejor. Una persona que mantiene unos hábitos de actividad física de forma habitual tiene una buena calidad del sueño.
No debemos olvidar que a la hora de realizar ejercicio debemos tener en cuenta el factor temperatura. Los deportes en exterior y los de contacto físico se deben realizar en horas del día donde en los que la temperatura ambiente sea adecuada y que las condiciones climáticas sean favorables
También tenemos que asegurarnos un buen descanso porque el estrés y el cansancio influyen negativamente en nuestro sistema inmunitario. El estrés es uno de los factores que más contribuye al aumento de enfermedades inmunodepresoras, en especial en los países desarrollados.
El cuerpo necesita horas de sueño diarias. Durante el sueño nuestro cuerpo se recupera y se prepara para una nueva jornada, por lo que el sueño es un factor clave en el sistema inmunitario. Si no se cumplen las horas de sueño recomendadas, estamos produciendo un desequilibrio que nos hará más propensos a enfermedades o empeorará cualquier afección. Este equilibrio se alcanza si dormimos al menos ocho horas diarias.
Y ahora que aún queda algo de verano… ¡disfrutemos de él mientras podamos!
